Por Uziel Palomino | @uzielpalomino
A lo largo de más de quince años, el Vive Latino se ha convertido en uno de los festivales más cuestionados por su repetitiva oferta musical al pasar de las ediciones, sin embargo y junto a ello, la aparición de proyectos anglosajones que revistieran un ya “gastado” Vive han mostrado mejorías en las alineaciones de los escenarios, y aunque éste también ha sido un factor criticado –e incluso comparado con un Corona Capital– es preferible tener más opciones musicales y no sólo contemplar el festival como una acostumbrada reunión en que las mismas agrupaciones tocan las mismas canciones.
En fin, esto no se trata de lo que se ha escuchado en el festival, sino de lo que se ha visto en él, o sea, el diseño de los carteles. Los criticamos, comparamos, y los volvemos a criticar… bueno, no todos, pero es cierto que en algunas ediciones, el cartel ha sido una completa obra de lo desechable y lo no querido. Desde el ’98 hasta el 2015, bájenle bien, acá el conteo: