Por Uziel Palomino | @uzielpalomino
Ya les habíamos adelantado que el WIRD no era uno de esos festivales en donde cualquier blandengue de cabello bien acicalado podría ir y pararse el copete… claro, sin recibir rasguño alguno (porque de que los hubo, los hubo). Y no es por nada, pero en su segunda y excelente edición, la gente de San Luis Potosí nos demostró que indudablemente, el festival de “chavosraros” es uno al que se le debe poner atención, hoy y en los próximos años.
Podríamos contarles pasito a pasito cómo nos fue y qué tal la pasamos, pero también creemos que las imágenes que logramos capturar hablan más que nuestra insulsa palabrería; aunque también podríamos contarles qué carajos comimos (la neta, unas hamburguesas al carbón al puro centavo); que el hostal al que llegamos estaba ocupado por puras agrupaciones del WIRD; que el sol se estaba portando como una perra; que no nos tocó ni una sola cerveza caliente (puras bendiciones); que vendían playeras para padrotear a gusto; que los Malportado Kids llevaron una piñata del imbécil de Donald Trump para demolerla con coraje; que el vocalista de Glue es un demente con toda la jodida actitud para terminar cargado entre la multitud; que el slam se puso bien cabrón en Institute y Ceremony; que el área de descanso estaba bastante mona; que el lugar nos pareció ideal para un evento así (está al pedo no tardar horas esperando por entrar a un baño ni caminar a base de empujones por todo el festival); que el set de Marie Davidson nos hizo sentir en una película futurista francesa; y sobre todo, que la gente merece una medallita por haberse rifado al asistir, portarse de lujo con las bandas y hacer del festival una experiencia muy, muy cabrona.
Va la bola, pues.
Fotos: Venancio Villalobos | @venasvillalobos